Según un borrador del decreto obtenido por la agencia Bloomberg y que aún está bajo revisión en el Departamento de Justicia, la medida negaría la entrada al país de la gran mayoría de solicitantes de nuevos visados de trabajo durante al menos 90 días.

Washington/Nueva York, 21 de abril (EFE).- La Casa Blanca prepara este martes un nuevo decreto para restringir la inmigración legal a Estados Unidos debido al COVID-19, una medida diseñada para contentar a los votantes de Donald Trump, pero que difícilmente ayudará a atajar la crisis sanitaria y económica del país con más contagios del mundo.

El presidente Trump, anunció el lunes a través de Twitter que suspenderá temporalmente la inmigración al país debido a la pandemia del COVID-19, aunque no ofreció detalles sobre su decisión. "A la luz del ataque del enemigo invisible, así como la necesidad de proteger los trabajos de nuestros GRANDES ciudadanos estadounidenses, ¡firmaré una orden ejecutiva para suspender temporalmente la inmigración a los Estados Unidos!", afirmó Trump.

Con la entrada de viajeros desde Europa y China vetada desde hace semanas, las fronteras cerradas y la emisión de visados cancelada en la gran mayoría de los casos, no está claro el alcance que tendrá la "suspensión temporal de la inmigración a Estados Unidos" que Trump anunció en un tuit a última hora del lunes.

PRIMEROS DETALLES

Según un borrador del decreto obtenido por la agencia Bloomberg y que aún está bajo revisión en el Departamento de Justicia, la medida negaría la entrada al país de la gran mayoría de solicitantes de nuevos visados de trabajo durante al menos 90 días.

El decreto incluye excepciones para quienes buscan empleo en la "producción de alimentos" o en la "protección de la cadena de suministro", lo que podría aplicarse a los trabajadores agrícolas temporales con visado H2-A, que en su gran mayoría llegan desde México.

También eximiría a aquellos trabajadores sanitarios o de investigación médica, cruciales en la lucha contra el coronavirus, de acuerdo con el borrador.

No está claro hasta qué punto eso supondrá un gran cambio respecto a la situación actual, dado que las citas para solicitar la gran mayoría de visados ya están canceladas desde hace más de un mes en los consulados de Estados Unidos en todo el mundo y la entrada de refugiados al país está suspendida debido a la pandemia.

Sin embargo, Washington sí ha permitido hasta ahora que se procesen solicitudes de médicos o de trabajadores agrícolas temporales.

Eso ha irritado a activistas antiinmigración cercanos a la Casa Blanca como Mark Krikorian, que dirige el conservador Centro de Estudios sobre Inmigración (CIS), y que este mes consideró "absurdo" que se "importen" trabajadores para labores "que podrían hacer los estadounidenses" que se han quedado sin empleo debido a la crisis.

Los primeros detalles conocidos sobre la medida apuntan a que las cosas no cambiarían al menos en ese ámbito, y que el decreto simplemente institucionalizaría lo que ya está ocurriendo a raíz de las directrices que ha emitido en las últimas semanas el Departamento de Estado.

"Puede que quieran hacer oficial lo que ya está en vigor, hacer una declaración llamativa que tenga un impacto mínimo", dijo una analista del Migration Policy Institute, Sarah Pierce, al diario The Washington Post.

Tampoco se espera, según el diario The Wall Street Journal, que la orden afecte a los inmigrantes que ya están en Estados Unidos o al proceso de renovación de visados.

IMPRESIÓN DE ACCIÓN

Fuentes del Gobierno citadas por el Journal indicaron que no esperan que el decreto implique cambios notables en la política estadounidense, por lo que la medida podría limitarse a crear la impresión entre sus votantes de que Trump está actuando.

"En un momento en el que los estadounidenses están intentando volver a trabajar, es necesario actuar", dijo este martes la portavoz de Trump, Kayleigh McEnany, en un comunicado.

Y en una confirmación del trasfondo electoralista de la medida, la campaña de reelección de Trump aseguró que "introducir al país más competencia por los empleos empeoraría el desempleo y deprimiría los salarios, especialmente en las comunidades negras y latinas".

"Prevenir que entre más gente potencialmente infectada por el virus es una medida de seguridad adicional para el país", agregó el director de Comunicación de la campaña de Trump, Tim Murtaugh, que azuzaba así la idea de que los extranjeros son quienes traen el virus a pesar de que ya lleva meses dentro de EE.UU.

El argumento de que el virus llega de fuera alimenta el discurso xenófobo que funciona tan bien entre los votantes de Trump, pero no tiene base en los hechos: no hay correlación entre los casos de COVID-19 por condado y el número de inmigrantes, según un estudio publicado este martes por el centro conservador CATO Institute.

MÁS DE 800.000 CASOS

Mientras, el número de casos de coronavirus en EE.UU. superó este martes los 800.000, el cuádruple de los detectados en el segundo país con más contagios, España; al tiempo que los muertos en territorio estadounidense pasaban los 43.000, según el recuento de la Universidad de Johns Hopkins.

Varios de los estados más afectados, como Nueva York, insisten en la necesidad de hacer tests a gran escala antes de reabrir el país, y el gobernador neoyorquino, Andrew Cuomo, planeaba subrayar ese punto durante una reunión en la Casa Blanca este martes con Trump, que ha minimizado el problema de suministro de pruebas.

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"Nos veremos forzados de mala gana a encontrar, con todos los empleos y desarrollo económico que ofrece, a otro lugar para la Convención Nacional Republicana", indicó Trump, al exigir al gobernador de NC que levante las restricciones, en momentos en que aumentan los casos de Covid-19 en el estado.

Washington, 26 de mayo (EFE).- El presidente Donald Trump amenazó con trasladar la Convención Nacional Republicana de Carolina del Norte de agosto a otro estado del país a menos que se "garantice" la asistencia "masiva" pese a la preocupación por la pandemia del coronavirus.

"Amo al gran estado de Carolina del Norte, tanto que he insistido en celebrar la Convención Nacional Republicana en Charlotte a final de agosto". Desafortunadamente, el gobernador demócrata Roy Coooper todavía está en modo reclusión y es incapaz de asegurar que se nos permitirá una asistencia completa al estadio", dijo Trump en su cuenta de Twitter.

La convención republicana, el gran evento en el que el partido escoge a su candidato para las elecciones presidenciales de noviembre y que congrega a decenas de miles de asistentes, tiene prevista su celebración en Charlotte del 24 al 27 de agosto.

Trump exigió "una repuesta inmediata del gobernador sobre si se permitirá o no el rellenar el aforo completo".

"Si no, nos veremos forzados de mala gana a encontrar, con todos los empleos y desarrollo económico que ofrece, a otro lugar para la Convención Nacional Republicana", indicó.

Carolina del Norte, considerado uno de los estados claves para obtener la victoria electoral, fue ganado en 2016 por el actual presidente por un estrecho margen frente a su entonces rival, la demócrata Hillary Clinton.

Trump se ha mostrado ansioso por reiniciar la actividad en el país después de semanas de confinamiento y restricciones a la movilidad para tratar de contener la expansión del virus, en contra de los llamados a la prudencia expresados por los profesionales sanitarios.

Los Centros de Control de Enfermedades (CDC) publicaron la semana pasada directrices para el proceso de reapertura en las que levantan algunas de las medidas de reclusión pero desaconsejan la celebración de eventos masivos.

Los demócratas anunciaron hace unas semanas que retrasaban su convención prevista en Milwaukee (Wisconsin) de julio a mediados de agosto ante la expansión del coronavirus, que ha dejado ya casi 100.000 muertos y más de 1,6 millones de contagiados en Estados Unidos.

Asimismo, apuntaron que contemplan como posible escenario la celebración del evento, donde se prevé la nominación formal como candidato del exvicepresidente Joe Biden, en un formato reducido con participación virtual.

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También planteó enviar a las escuelas a “profesionales, que podrían ser marines”.

WASHINGTON.- El presidente de EEUU, Donald Trump, sugirió hoy la posibilidad de que algunos profesores o trabajadores de las escuelas del país puedan portar armas de manera oculta para responder rápidamente si se produce un tiroteo, además de elevar la edad mínima para comprar legalmente un arma.

Trump hizo esa sugerencia al recibir en la Casa Blanca a un grupo de afectados por tiroteos en centros educativos en Estados Unidos, entre ellos seis estudiantes del instituto de Parkland (Florida) donde hace una semana murieron 17 personas en un ataque armado.

”Hay algo que se llama portar armas de forma oculta, y que solo funciona cuando tienes a gente entrenada para ello”, dijo Trump. ”Los profesores tendrían un permiso especial, y (la escuela) ya no sería una zona libre de armas” de la que puedan aprovecharse los “maníacos”, agregó.

Trump opinó que, dado el tiempo que puede tardar la Policía en llegar a una escuela al recibir una alerta de tiroteo, los profesores debidamente entrenados podrían detener estos sucesos “muy rápidamente”. ”Vamos a examinar esa idea muy en serio, mucha gente va a estar opuesta a ello, y mucha gente va a estar de acuerdo”, afirmó el presidente, al reconocer que es algo “controvertido”.

También planteó que podría enviarse a las escuelas a “profesionales, que podrían ser marines”, y que eso “podría resolver el problema”.

Asimismo, Trump prometió que va a lograr una solución “muy sólida en el tema de los antecedentes criminales” para mejorar la comunicación entre autoridades locales y federales con el fin de impedir que las personas condenadas por un delito puedan comprar armas.

”Además, vamos a fijarnos en el tema de la edad (mínima) para comprar (un arma) y en el aspecto de salud mental”, agregó Trump, al opinar que no hay suficientes “instituciones mentales” en EEUU para tratar a la gente que pueda tener una enfermedad que le lleve a comportamientos violentos. 

Bajo la ley federal de EE.UU., la edad mínima para comprar un arma de fuego son 21 años si es una pistola y 18 si es un rifle, aunque algunos vendedores sin licencia las pueden suministrar a personas aún más jóvenes. El autor del tiroteo en Florida, Nikolas Cruz, tiene 19. (La Vanguardia)

 

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Desde hace más de un mes, Trump lleva exaltando las virtudes de la hidroxicloroquina, un medicamento utilizado contra la malaria, el lupus o la artritis severa, que se ha recetado a muchos pacientes de COVID-19 en todo el mundo, pero que aún forma parte de ensayos clínicos.

Washington, 18 de mayo (EFE).- El presidente Donald Trump reveló este lunes que toma hidroxicloroquina y zinc a diario desde hace más de una semana, porque ha oído "muchas cosas buenas" sobre su efecto contra el COVID-19, pero insistió en que tiene "cero síntomas" de la enfermedad.

"Me la estoy tomando, la hidroxicloroquina. Empecé a tomarla hace un par de semanas. No me va a hacer daño", dijo Trump a los periodistas al final de un acto en la Casa Blanca con representantes del sector de la restauración.

"Tomo una pastilla cada día, en algún momento pararé", agregó, tras aclarar que se refería tanto a la hidroxicloroquina como al zinc.

Desde hace más de un mes, Trump lleva exaltando las virtudes de la hidroxicloroquina, un medicamento utilizado contra la malaria, el lupus o la artritis severa, que se ha recetado a muchos pacientes de COVID-19 en todo el mundo, pero que aún forma parte de ensayos clínicos.

El mandatario explicó que comenzó a tomárselo porque quería, y porque escuchó "cosas buenas" sobre la enfermedad y preguntó a su doctor en la Casa Blanca qué le parecía, y este dijo que "si quería" podía recetárselo.

Trump subrayó que tiene "cero síntomas" de coronavirus y que se hace el test "cada par de días" y "siempre sale negativo", pero decidió empezar ese tratamiento porque "muchos doctores y enfermeras lo están tomando como prevención".

"Parece tener un impacto, y si no lo tiene, no te vas a enfermar y morir (...) Llevo tomándolo una semana y media y sigo aquí", agregó.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, en inglés) advirtió a finales de abril contra el uso de la hidroxicloroquina fuera de un hospital o un ensayo clínico, por el riesgo de desarrollar arritmias cardíacas.

Además, no hay pruebas suficientes de que la hidroxicloroquina funcione como profiláctico, para prevenir COVID-19, según un estudio publicado a finales de abril en el International Journal of Rheumatic Diseases.

La insistencia de Trump en promover la hidroxicloroquina para tratar el coronavirus ha generado tensiones en su Gobierno: un experto en vacunas, Rick Bright, denunció este mes que fue despedido de su trabajo en el Departamento de Salud por motivos políticos, tras expresar su preocupación por la exaltación de ese tratamiento.

Además, las alabanzas de Trump provocaron dificultades entre pacientes de artritis o lupus para conseguir hidroxicloroquina, y en marzo, un enfermo de coronavirus murió en Arizona después de ingerir una versión de ese químico que no estaba diseñada para el consumo humano, sino para limpiar acuarios.

El mandatario, que en abril ya generó polémica al sugerir que las inyecciones con desinfectante podrían ser un tratamiento contra el coronavirus, insistió en que no ha tenido contacto con pacientes de COVID-19.

Sin embargo, al menos dos funcionarios de su entorno han dado positivo en las últimas semanas en el test de la enfermedad, lo que llevó a Trump a mantener las distancias hasta este lunes con su vicepresidente, Mike Pence.

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Washington, 4 de enero (EFE).- Una grabación obtenida por el diario The Washington Post reveló que el presidente Donald Trump presionó a la máxima autoridad electoral de Georgia para que manipulara los resultados de los comicios de noviembre, un nuevo escándalo que algunos ya comparan con el caso Watergate.

Esta revelación se produce, además, mientras al menos 12 senadores y cien legisladores republicanos planean oponerse a la ratificación del triunfo del presidente electo, Joe Biden, durante la sesión del Congreso del 6 de enero programada con ese objetivo.

La revelación de The Washington Post, bautizada en redes sociales como "#Georgiagate" en referencia al caso Watergate, ha provocado un terremoto político en Washington, pero la mayoría de los miembros del Partido Republicano guardan silencio.

"BUSCAR" LOS VOTOS QUE SEAN NECESARIOS

En la grabación publicada por el rotativo capitalino este domingo, se oye a Trump pidiendo al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, la máxima autoridad electoral del estado, que "busque" los votos que sean necesarios para anular la victoria de Biden.

Primero, Trump halagó a Raffensperger, también del Partido Republicano, para, luego, rogarle que actúe y, ante su negativa, le amenazó con presentar cargos criminales en su contra, al mismo tiempo que le avisó de que estaba corriendo un "gran riesgo" al no aceptar sus peticiones.

"La gente de Georgia está enfadada, la gente del país está enfadada (...) Y no hay nada malo en decir, ¿sabes? Creo que te han fallado los cálculos", se oye decir a Trump en una de las grabaciones de The Washington Post.

Ante ello, Raffensperger respondió: "Bueno, señor presidente, el desafío que usted tiene es que sus datos están mal".

EXACTAMENTE 11.780 PAPELETAS

En la conversación, de más de una hora, el gobernante directamente le pidió que manipulara el cómputo al decirle: "Mira, lo que quiero es que busques los 11,780 votos, que es uno más de lo que tenemos, porque ganamos ese estado".

Trump usó esa cifra de 11,780 papeletas porque Biden le ganó por 11.779 votos en Georgia, que contribuye con 16 votos al Colegio Electoral, el órgano encargado de elegir al presidente de Estados Unidos.

En diciembre, después de recontar los votos dos veces, las autoridades de Georgia certificaron la victoria de Biden, que fue el primer demócrata en ganar en ese estado desde que en 1992 lo hiciera Bill Clinton (1993-2001).

El intercambio es un reflejo de la hostilidad que Trump ha usado para presionar a funcionarios de estados clave donde Biden ganó con el fin de que cambiaran el resultado electoral, algo que se han negado a hacer en un intento por defender la democracia de la primera potencia del mundo.

Sin pruebas, el gobernante alega que hubo fraude en las elecciones y ha presentado decenas de demandas, incluso ante el Tribunal Supremo, pero no ha tenido éxito.

CRECE EL APOYO REPUBLICANO PARA DESAFIAR LA VICTORIA DE BIDEN

La última esperanza del gobernante es la sesión conjunta que celebrará el Congreso el 6 de enero para contar los votos electorales de Biden y confirmarle como nuevo presidente, el último paso en el proceso de certificación del resultado electoral y que dará vía libre a su investidura el 20 de enero.

Este fin de semana creció el apoyo al mandatario y ya son 12 los senadores y más de cien los legisladores que se opondrán a la ratificación de Biden.

Esa estrategia está abocada al fracaso y no logrará impedir que el Congreso confirme el triunfo de Biden, pero sí asegurará una votación sobre el triunfo del presidente electo y un largo debate, que podría extenderse hasta la madrugada del 7 de enero.

Entre los senadores que han impulsado esa iniciativa figura el texano Ted Cruz, que suena como posible aspirante a la nominación presidencial republicana en 2024 y desea ganarse el favor de la base leal a Trump.

El vicepresidente saliente, Mike Pence, que presidirá la ceremonia para certificar la victoria de Biden, ha dado la bienvenida a la estrategia de algunos miembros de la bancada republicana y dijo "compartir" su preocupación por el "fraude electoral", indicó en un comunicado su jefe de gabinete, Marc Short.

El líder de los republicanos en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, dio este domingo luz verde a la iniciativa; mientras que el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, guardó silencio durante el fin de semana, aunque anteriormente se posicionó en contra.

La iniciativa tampoco agradó al senador Mitt Romney, excandidato presidencial republicano en 2012, y a antiguos pesos pesados del partido, como el expresidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.

¿PUNTO DE INFLEXIÓN?

Ahora, la pregunta que se cierne sobre Washington es si la escandalosa llamada de Trump es un punto de inflexión y servirá para que el Partido Republicano le dé la espalda, algo que parece poco probable ya que el gobernante tiene una base fiel de acólitos.

No obstante, el congresista republicano Adam Kinzinger instó este domingo en Twitter a sus compañeros de bancada a que reconsideren su posición.

"Esto es absolutamente espantoso. A cada miembros del Congreso que esté considerando oponerse a los resultados de las elecciones, no debería poder hacerlo, a la luz de esto, con la conciencia limpia", dijo en Twitter Kinzinger, un conservador tradicional que se ha mostrado dispuesto a criticar al presidente en alguna ocasión.

Por su parte, el senador demócrata, Dick Durbin, consideró este domingo que Trump debería enfrentarse a una investigación criminal, mientras que Alexandria Ocasio-Cortez, símbolo progresista en el Congreso, afirmó que las declaraciones del gobernante son suficientes para abrirle otro juicio político.

Hoy, además, comenzó la 117 legislatura del Congreso de EE.UU. con la reelección como presidenta de la Cámara de Representantes de la demócrata Nancy Pelosi y con el Senado como incógnita, ya que no se sabrá que partido lo dominará hasta después de las elecciones del 5 de enero en Georgia.

No está claro cómo los incendiarios comentarios de Trump podrían afectar a esa elección, donde las encuestan auguran una carrera muy ajustada.

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El presidente de EE.UU., Donald Trump, concluyó este miércoles su visita a Las Vegas (Nevada), donde el domingo murieron 59 personas y más de 500 resultaron heridas en un tiroteo, sin hablar sobre el control de armas en el país tras visitar a algunas víctimas y agentes de seguridad que respondieron al ataque.
Trump dijo durante su visita al University Medical Center, donde hay ingresados múltiples heridos del tiroteo, que no hablará por el momento de "la violencia de las armas".
"No hablaremos hoy sobre la violencia de las armas. Esto fue obra de una persona enferma y demente", indicó el mandatario en un breve encuentro con los medios de comunicación tras finalizar su visita al centro médico, acompañado por la primera dama, Melania.
"Quiero destacar el trabajo de los profesionales que han tratado a las víctimas. Han hecho una labor indescriptible. No queremos ver algo así de nuevo", apuntó Trump, que calificó a los médicos y el resto del personal del hospital como "algunas de las personas más increíbles" que ha conocido.
"He estado con víctimas terriblemente heridas. Lo que he visto aquí es un tributo increíble a la profesionalidad de todo el personal. Es increíble la valentía de la Policía y de toda la gente que ayudó a los heridos. Me hace sentir orgulloso", apuntó.
Asimismo, se congratuló de saber que la mayoría de los heridos en el centro médico recibirán el alta en las próximas horas, días y semanas. (EFE)

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"La historia no será amable con Donald Trump", advirtió este lunes el "fiscal" jefe de la oposición demócrata, el congresista Adam Schiff, en su alegato final de un juicio político que ya quedó visto para sentencia, a la espera de la votación definitiva el miércoles.

 

Washington, (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dirigirá este martes al Capitolio para dar su discurso anual sobre el Estado de la Unión en un ambiente extraordinariamente tenso: con el Senado a punto de absolverle en su juicio político, la oposición demócrata frustrada y la campaña electoral ya activa.

Un día antes de que el Senado cierre su proceso de destitución con una exoneración más que segura de los dos cargos que enfrenta por sus presiones a Ucrania, Trump pronunciará ante ambas cámaras del Congreso un discurso "optimista" que promete contrastar con las amargas divisiones que ha generado su "impeachment".

"La historia no será amable con Donald Trump", advirtió este lunes el "fiscal" jefe de la oposición demócrata, el congresista Adam Schiff, en su alegato final de un juicio político que ya quedó visto para sentencia, a la espera de la votación definitiva el miércoles.

¿HABLARÁ TRUMP DEL JUICIO POLÍTICO?

En 1999, el discurso sobre el Estado de la Unión del entonces presidente estadounidense, Bill Clinton, coincidió también con su juicio político en el Senado, y el mandatario sorprendió a muchos al no pronunciar ni una sola vez la palabra "impeachment".

Clinton apenas hizo una referencia velada a las "controversias" que dividían al país y se dedicó a destacar la bonanza económica y a proponer medidas legislativas.

La actual Casa Blanca planea seguir ese modelo y utilizar el discurso para dar una imagen presidencial y eficaz de Trump, en un momento en el que el presidente necesita airear sus logros y ampliar su base de votantes para asegurarse la reelección en noviembre, según fuentes consultadas por el diario Politico.

Pero Trump aprovecha últimamente casi cada acto oficial para referirse al juicio político y tacharlo de "farsa", y nadie descarta que una vez en la Cámara de Representantes, con la líder demócrata Nancy Pelosi a sus espaldas, el mandatario no pueda resistir la tentación de alardear de su inminente victoria política.

En la era Trump, el discurso sobre el Estado de la Unión se ha convertido en casi la única ocasión en la que el presidente accede a ajustarse a los cánones de lo que se considera en EE.UU. un comportamiento tradicionalmente "presidencial", y los dos últimos años incluso consiguió algunas alabanzas de demócratas.

Esta vez, Trump acudirá al Capitolio con un mensaje de "optimismo implacable", y "alentará al Congreso a trabajar con él para seguir construyendo una economía incluyente", según la Casa Blanca.

INMIGRACIÓN, MURO Y T-MEC

Trump presumirá de sus "increíbles avances a la hora de mantener segura la frontera" con México, con su refuerzo del muro limítrofe y el descenso en los cruces de indocumentados, y arremeterá de nuevo contra las "ciudades santuario", aquellas que protegen a los inmigrantes sin papeles, adelantó su oficina.

También se espera que celebre la ratificación este mes en EE.UU. del tratado comercial T-MEC renegociado con México y Canadá; y que mencione su tregua parcial en la guerra de aranceles con China y su deseo de negociar pactos comerciales separados con el Reino Unido y la Unión Europea (UE).

La Casa Blanca no ha querido dar detalles de la parte del discurso centrada en política exterior, más allá de augurar que será "enérgico" respecto a Irán y que promocionará su recién anunciado plan de paz para Oriente Medio, rechazado por los palestinos.

EL ÚLTIMO ALEGATO DEL JUICIO POLÍTICO

Los mismos senadores que verán su discurso escucharon este lunes los argumentos finales en su juicio político, incluido el apasionado alegato de una acusación que es consciente de que el respaldo casi sin fisuras a Trump de la mayoría republicana hará imposible lograr la mayoría de dos tercios necesaria para destituirle.

"(Trump) ha traicionado nuestra seguridad nacional, y volverá a hacerlo. Ha puesto en riesgo nuestras elecciones y lo hará de nuevo. Ustedes no van a cambiarle. No pueden restringirle (...) Condénenle", rogó Schiff a los senadores republicanos.

Si no se le condena por "abuso de poder" en el caso de Ucrania, Trump podría sentir que tiene vía libre para "vender Alaska a los rusos a cambio de su apoyo en las próximas elecciones, o decidir que se muda permanentemente a Mar-a-Lago (Florida) y deja el país en manos de (su yerno) Jared Kushner", advirtió Schiff.

"Como esas cosas no son necesariamente criminales, el argumento (de la defensa) significaría que no se le puede imputar políticamente por un abuso de poder. Y eso es absurdo", agregó.

Mientras, el abogado jefe de la defensa, Pat Cipollone, insistió en que el juicio político no ha sido más que "un intento de dar la vuelta a los resultados de las elecciones" de 2016.

El Senado se dará un respiro del juicio político este martes para reflexionar sobre la votación del miércoles, centrada en los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso por las presiones de Trump a Ucrania para que investigara a uno de sus posibles rivales electorales, el exvicepresidente Joe Biden.

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