"Creemos que la negativa del presidente Trump a admitir (la derrota en) las elecciones y permitir una transición ordenada constituye una seria amenaza para el proceso democrático de Estados Unidos y para nuestra seguridad nacional", dicen exfuncionarios republicanos en una declaración.

Washington, 23 de noviembre (EFE).- Un centenar de expertos republicanos en seguridad nacional pidieron este lunes a los líderes y legisladores de su partido en el Congreso que exijan al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que admita su derrota en las elecciones por los riesgos que supone su negativa a comenzar una transición.

"Creemos que la negativa del presidente Trump a admitir (la derrota en) las elecciones y permitir una transición ordenada constituye una seria amenaza para el proceso democrático de Estados Unidos y para nuestra seguridad nacional", dicen los exfuncionarios en su declaración.

Se trata de 106 ex altos funcionarios de seguridad nacional que trabajaron en el Congreso o en las administraciones republicanas de los presidentes Ronald Reagan (1981-1989), George H.W. Bush (1989-1993), George W. Bush (2001-2009) y en la de Trump.

Entre ellos hay figuras como el exsecretario de Seguridad Nacional Tom Ridge, el exdirector nacional de Inteligencia John Negroponte, o el exdirector de la CIA Michael Hayden.

"Hacemos un llamado a los líderes republicanos, especialmente aquellos en el Congreso, para exigir públicamente que el presidente Trump cese en su asalto antidemocrático a la integridad de las elecciones presidenciales", dicen los exfuncionarios en su nota.

Trump se niega a reconocer su derrota electoral ante el demócrata Joe Biden y ha presentado impugnaciones de los resultados en varios estados en un intento por demostrar sus acusaciones de fraude, pese a que no se han confirmado las irregularidades que alega.

A ese respecto, los firmantes instaron a los líderes republicanos a "oponerse firmemente" a los "esfuerzos peligrosos y extralegales de Trump para amenazar e intimidar a los funcionarios estatales con el fin de evitar una votación del Colegio Electoral".

"La negativa del presidente Trump a permitir la transición presidencial plantea riesgos significativos para nuestra seguridad nacional, en un momento en que Estados Unidos enfrenta una pandemia global y serias amenazas de adversarios globales, grupos terroristas y otras fuerzas", agrega el comunicado de los exfuncionarios.

Aunque un amplio grupo de legisladores republicanos se mantiene en silencio sobre las maniobras de Trump, el líder de su mayoría en el Senado, Mitch McConnell, y el de su minoría en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, lo han respaldado tácitamente al responder, cuando se les ha preguntado por ellos, que se debe contar cada voto legal.

Con su postura, Trump tiene bloqueado el proceso de transición, impidiendo al equipo de Biden ponerse al día de la situación en temas de seguridad nacional para establecer sus prioridades.

La declaración de los exfuncionarios republicanos del área de seguridad nacional se produce el mismo día en que las autoridades electorales de Michigan deben certificar al ganador en ese estado, en el que Biden ganó por unos 155.000 votos, es decir, 2,8 puntos porcentuales de diferencia, según los resultados no oficiales.

La semana pasada, Trump llamó personalmente a una funcionaria de la junta de votación del condado de Wayne (Michigan), quien luego intentó retirar el voto que había dado para certificar los resultados de ese demarcación, en la que se encuentra Detroit.

"Los continuos esfuerzos del presidente Trump para poner en duda la validez de las elecciones e interferir en los procesos electorales estatales socavan nuestra democracia y corren el riesgo de dañar nuestras instituciones a largo plazo", dijeron en su declaración los ex funcionarios.

Muchos de los firmantes de la declaración ya habían expresado su apoyo a Biden antes de las elecciones por considerar que el actual presidente "ha demostrado que no está a la altura de las enormes responsabilidades de su cargo, ni tiene capacidad para gestionar los retos grandes o pequeños".

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Se espera que la aprobación se priorice y se confirme en diciembre, con las primeras de las dos dosis que requiere la vacuna disponibles entre mediados y finales de ese mes.

Nueva York,  (EFE).- La farmacéutica Pfizer y su socia alemana BioNTech pidieron este viernes autorización de emergencia al regulador del medicamento de Estados Unidos (FDA) para poder comenzar a distribuir su vacuna contra la covid-19, que ha demostrado hasta un 95 % de eficacia en pruebas clínicas preliminares, y que podría suministrarse a población de riesgo a partir de diciembre.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) deberá revisar al menos dos meses de datos de respuesta de los voluntarios a la vacuna, así como certificar su seguridad en niños, personas mayores y racialmente diversas, pero habida cuenta de la urgencia del proceso podrían bastar semanas para que la primera vacuna estadounidense contra la covid-19 esté disponible.

La solicitud se formalizó ante la FDA el viernes por la tarde y se espera que la aprobación se priorice y se confirme en diciembre, con las primeras de las dos dosis que requiere la vacuna disponibles entre mediados y finales de ese mes.

El consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, recordó hoy que no hay tiempo que perder después de que Estados Unidos haya superado el cuarto de millón de muertos por la pandemia y las 200.000 infecciones y 2.000 muertes diarias, un nivel que algunos expertos ya califican de "crisis humanitaria" en el país más rico del mundo.

"Nuestro trabajo para entregar una vacuna segura y efectiva no podría ser más urgente, cuando continuamos viendo unos aumentos alarmantes en el número de casos de la covid-19 en todo el mundo. La solicitud en EE.UU. representa un hito crítico en nuestro viaje para entregar una vacuna de la covid-19 al mundo", indicó Bourla.

Pfizer y la alemana BioNTech indicaron que trabajan en paralelo en avanzar los procesos de aprobación de la vacuna con los reguladores de Australia, Canadá, Japón, Reino Unido y la Unión Europea, donde el aumento de casos podría haber alcanzado ya su pico más alto.

"Como compañía localizada en Alemana, en el corazón de Europa, nuestras interacciones con la Agencia Europea del Medicamento (EMA) son particularmente importantes y continuamos proveyéndoles datos como parte del proceso de revisión continua", indicó en un comunicado Ugur Sahin, consejero delegado de BioNTech, que provee su tecnología de ARN mensajero que utiliza la vacuna.

DATOS PROMETEDORES

Los datos de la fase 3 de pruebas clínicas se han obtenido en un grupo de 43.661 voluntarios, 41.135 de los cuales recibieron las dos dosis de las que consta la vacuna en centros de pruebas en Estados Unidos, Alemania, Turquía, Sudáfrica, Brasil y Argentina.

El índice de eficacia es del 95 % en general y del 94 % entre mayores de 65 años (población de riesgo), y por lo tanto es muy superior al 50 % que exige la FDA para aprobar candidatas a vacunas contra la covid-19.

Las comprobaciones sobre la eficacia se han conseguido tras el contagio con covid-19 de 170 voluntarios, mientras que los datos de seguridad y efectos secundarios se basan en resultados recopilados de 8.000 participantes aleatorios y por el seguimiento dado a la mayoría de los que han recibido dos dosis de la llamada BTN162b2.

Los datos de seguridad, críticos para la aceptación de la vacuna por parte de la sociedad, incluyen la respuesta en 100 niños entre 12 y 15 años, y más de un 40 % de personas de diversos orígenes étnicos y raciales, así como un 41 % de edades comprendidas entre 56 y 85 años.

EE.UU. DEPENDE DE LA VACUNA

La triste imagen del vicepresidente, Mike Pence, finalizando este jueves su primera rueda de prensa en meses sobre la lucha contra la pandemia, sin aceptar preguntas y envuelto en los gritos de los periodistas, y las críticas hoy del asesor de Donald Trump, Peter Navarro, a las medidas de confinamiento decretadas por algunos estados ante el aumento de casos confirman lo que ya era evidente desde hace tiempo: la única esperanza para EE.UU. es la vacuna.

Navarro aseguró que la movilización de fondos y organismos federales para acelerar la obtención de la vacuna como parte de la "Operación Warp Speed" será uno de los "mayores legados" de la presidencia de Trump, que con la inversión de varios miles de millones intenta procurar en tiempo récord 300 millones de dosis de la vacuna para enero.

No obstante, Pfizer no se ha servido de esos fondos para el desarrollo de la vacuna, que ha financiado de su bolsillo, aunque sí ha llegado a un acuerdo con Washington por valor de casi 1.950 millones de dólares para que les provea con 100 millones dosis.

Por su parte, Moderna, que también ha presentado resultados preliminares similares a los de Pfizer y podría solicitar la autorización de emergencia en breve, sí le debe a la inyección de fondos del Gobierno estadounidense parte de su éxito en el históricamente rápido proceso de desarrollo de la vacuna.

Según Pfizer, su infraestructura y cadena de suministro "de bajas temperaturas" tiene el potencial de fabricar 50 millones de dosis en todo el mundo en lo que queda de año y 1.300 millones de dosis más en todo 2021.

Precisamente, la necesidad de mantenerse a temperaturas por debajo de los 70 grados bajo cero es uno de los puntos débiles que no tienen Moderna u otros competidores que están inmersos en la última fase de pruebas como AstraZenaca/Universidad de Oxford.

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Washington, 18 de noviembre (EFE).- La campaña del presidente Donald Trump sufrió un nuevo revés en Pensilvania, donde la Corte Suprema estatal revirtió un fallo de un tribunal inferior en relación con la demanda de que los observadores republicanos no tuvieron acceso al conteo de votos. De acuerdo con el tribunal, no se violó ninguna ley al establecer límites para los observadores dentro del espacio asignado, por lo que queda descartado además la solicitud de invalidar los votos emitidos.

Mientras, la campaña del presidente Trump presentó este marte una nueva querella por supuestas "irregularidades sustanciales" y "fraude" en las elecciones en el estado de Nevada.

Diez días después de que las proyecciones de las televisiones estadounidenses señalaran al demócrata Joe Biden como ganador en Nevada con el 50,1 % de los votos frente al 47,7 % de Trump, la campaña republicana desafió las cifras, al reclamar que se concedan los seis votos electorales al actual gobernante o se anule por completo el resultado tras alegar, sin pruebas, irregularidades.

"La demanda detalla la falta de fiabilidad de la máquina de procesamiento de votos y escaneo de la firma Agilis utilizada en el condado de Clark, y las máquinas de votación electrónica usadas en todo el estado", señaló la campaña republicana en un comunicado, al insistir en sus afirmaciones pese a que otras querellas ya han sido rechazadas por jueces en ese estado.

La acción, presentada en el Tribunal del Primer Distrito Judicial de la ciudad de Carson (Nevada), alegó además que se negó el acceso de los observadores al proceso de verificación de votos confusos e "irregularidades" de algunos programas de divulgación para nativoamericanos que, según la nota, "resultaron en una aparente compra de votos".

"No menos de 40.000 votos y posiblemente más fueron afectados por estos diversos defectos. Este margen es mayor que el margen entre el presidente Trump y Joe Biden en Nevada", argumentó la campaña del gobernante.

En declaraciones recogidas por el diario The Washington Post, el secretario del condado de Clark, Joe Gloria, señaló que este tipo de discrepancias no son un fraude y afectan a menos de mil votos, lo que extrapolado a todo estado representaría alrededor de 1.500 votos en disputa, muy por debajo del margen de 33.600 de ventaja que tiene Biden.

Nevada, ubicado en el suroeste de EE.UU. y conocido sobre todo por su gran ciudad de Las Vegas, se había convertido en uno de los estados clave en los comicios estadounidenses por los seis puntos que otorga en el Colegio Electoral.

En 2016, la aspirante demócrata Hillary Clinton se impuso por un estrecho margen; por ello, los republicanos lo habían marcado como uno de los posibles estados que podrían volver a caer del lado republicano.

También este martes se conoció una decisión de la Corte Suprema de Pensilvania que revirtió el fallo de un tribunal inferior que consideró que la ciudad de Filadelfia había violado la ley estatal al no dar a los observadores republicanos suficiente acceso para el conteo de votos.

Pero la mayoría de los magistrados estatales consideró que la junta de escrutinio de Filadelfia no violó ninguna ley al establecer límites para los observadores en el espacio asignado para mantener las boletas, teniendo en cuenta el distanciamiento social debido a la pandemia.

La ley estatal “solo requiere que se permita que un representante autorizado 'permanezca en la sala en la que se registran previamente las boletas de voto en ausencia y las boletas enviadas por correo'”, afirma el fallo, firmado por cinco jueces y difundida por el Post.

Los dos jueces que discreparon del fallo descartaron, sin embargo, la posibilidad de que se invaliden los votos.

Ya el jueves pasado, dos jueces desestimaron en Pensilvania seis demandas de la campaña de Trump, que además retiró otra querella interpuesta en Arizona.

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Washington, 8 de noviembre (EFE).- Donald Trump ha gobernado a golpe de la tecnología punta de Twitter, un altavoz que distribuye al instante sus mensajes por todo el mundo; pero su derrota llegó por la vía postal, un canal analógico y más que centenario que repartió un récord de votos en su contra.

Más de 65 millones de estadounidenses votaron por correo en las elecciones con más participación de la historia de Estados Unidos, y todo apunta a que la mayoría lo hicieron por el candidato demócrata, Joe Biden, que se convirtió este sábado en presidente electo tras quedar claro que se impondrá en los estados suficientes.

La avalancha de papeletas metidas en sobres ganó el pulso a los tuits de Trump, que había recurrido decenas de veces a Twitter para advertir, sin ninguna prueba, que el voto por correo favorecería el fraude electoral.

TRUMP CONTRA EL SERVICIO POSTAL

Los millones de estadounidenses que siguen a diario sus mensajes en la red social le escucharon y escogieron mayoritariamente votar en persona, respaldándole aún más decisivamente que en 2016, con un récord de más de 70 millones de papeletas a su favor que solo superó Biden, con sus más de 74 millones de sufragios.

Consciente de que una alta participación en las elecciones disminuiría sus opciones de seguir en la Casa Blanca, porque suele beneficiar a los demócratas, Trump declaró hace meses la guerra a los planes de la mayoría de los estados de expandir las opciones de voto por correo debido a la pandemia de la covid-19.

"Las elecciones de 2020 estarán totalmente amañadas si se permiten los votos por correo", clamó Trump en Twitter el pasado 26 de julio, a pesar de que no hay absolutamente ninguna prueba de que ejercer el sufragio por la vía postal pueda llevar a un fraude.

En junio, el mandatario instaló al frente del Servicio Postal de EE.UU. a uno de sus aliados, Louis DeJoy, quien empezó a implementar una serie de duros recortes a los que luego dio marcha atrás parcialmente, ante la fuerte polémica que generaron.

RETRASOS Y TRABAS EN ESTADOS CLAVE...

Al final, los retrasos en el Servicio Postal implicaron que más de 150.000 papeletas en todo el país -miles de ellas en estados clave- no llegaron a entregarse a tiempo para el día de las elecciones, un número relativamente pequeño pero significativo, según datos oficiales.

Mientras, los líderes republicanos en varios estados bisagra siguieron la corriente a Trump y pusieron trabas al voto postal: en Texas, se restringió el número de puestos donde se podía depositar papeletas por anticipado a solo uno por condado, incluso en el que incluye a Houston, donde viven más de 3,4 millones de personas.

En Pensilvania y en Wisconsin, las legislaturas estatales, controladas por republicanos, se negaron a permitir que las papeletas enviadas por correo se empezaran a procesar antes del día de las elecciones, lo que explica en parte por qué el país tuvo que esperar casi cuatro días para conocer el ganador de los comicios.

Sin embargo, el proceso se desarrolló por lo demás de manera fluida, sin el caos que intentaba azuzar Trump y temían los demócratas, y los funcionarios y voluntarios en estados clave hicieron oídos sordos a las exhortaciones del presidente saliente de que "parara el conteo" de las papeletas emitidas por vía postal.

... SIN APENAS IMPACTO

"Los retos y obstáculos eran quizá los mayores en la historia, o al menos desde la epidemia de la 'gripe española' de 1918", dijo un profesor de la Universidad de Stanford y experto en el sistema de voto en EE.UU., Nathaniel Persily, al diario The New York Times.

"Y sin embargo, vimos menos problemas que en ningunas elecciones presidenciales desde las de (George W.) Bush contra (Al) Gore" en 2000, que provocaron una disputa que acabó en el Tribunal Supremo, añadió Persily.

El proceso demostró que el sistema de voto por correo es frágil y necesita reformas en EE.UU., un país donde no hay registro automático de votantes y donde en las últimas décadas se han impuesto múltiples trabas al derecho a votar que suelen perjudicar a las poblaciones más marginadas o pobres, como los latinos y negros.

Pero la jugada salió mal a Trump, que no consiguió congelar en el tiempo el "espejismo rojo" (republicano) que reflejaba el mapa electoral la noche del 3 de noviembre, ni evitar que se contaran los votos por correo que acabarían dándole la victoria a su rival.

Ese hecho se reflejó en los cientos de manifestaciones para celebrar su derrota en ciudades de todo el país, donde los asistentes vitorearon a camiones del Servicio Postal, se disfrazaron de buzones y dieron las gracias a ese viejo mecanismo que permitió que se tuviera en cuenta su voluntad.

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Washington, (EFE).- Varias personas resultaron heridas en un tiroteo registrado este viernes en un centro comercial de la localidad de Wauwatosa, en Wisconsin. El alcalde de la población, Dennis McBride, no confirmó el número de heridos, pero aseguró en un comunicado que ninguno se encuentra en situación en que su vida corra peligro.

McBride indicó que unos 75 agentes de policía de varias ciudades cercanas acudieron al centro comercial Mayfair Mall, donde se produjo el incidente, pero el sospechoso no ha sido detenido.
"Llevará tiempo proporcionar información adicional, y quizás más precisa, pero la información se dará a medida que esté disponible", indicó el alcalde en su comunicado.

En la investigación coopera también la división de la policía federal (FBI) de Milwaukee, a cuyas afueras está Wauwatosa.
Según testigos citados por los medios locales, durante el tiroteo se escucharon entre ocho y doce disparos, y tras la llegada de los equipos de emergencia, unas cinco personas fueron sacadas en camilla del centro comercial.

El centro comercial Mayfair Mall fue escenario en febrero pasado de un tiroteo en el que un agente de Wauwatosa, Joseph Mensah, mató de un disparo al joven negro de 17 años Alvin Cole cuando presuntamente huía de la policía. Debido a ese incidente, el centro comercial fue blanco de protestas esporádicas durante varios meses.

Mensah, que también es negro y que dijo que disparó al joven porque este le apuntó con una arma, no fue procesado por la justicia, pero a raíz del incidente, llegó recientemente a un acuerdo con la ciudad por el que dejará la policía a cambio de una indemnización de 130.000 dólares.

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Aunque en un principio los republicanos habían optado por el silencio, poco a poco los líderes del partido han ido ofreciendo un apoyo matizado a las denuncias del mandatario.

Washington, 10 de noviembre (EFE).- La negativa a aceptar la derrota del presidente Donald Trump, en las elecciones del pasado martes, abre un escenario caótico en Estados Unidos, con el Departamento de Justicia respaldando las denuncias infundadas de fraude electoral, mientras sigue bloqueada la cooperación con el equipo de transición de Joe Biden.

Cuatro días después de que se proyectase a Biden, candidato demócrata, como próximo presidente de Estados Unidos, Trump sigue parapetado bajo un muro de acusaciones sin evidencia.

"Estamos haciendo grandes progresos. Los resultados empezarán a llegar la próxima semana. Volvamos a hacer grande a EE.UU.", dijo Trump a primera hora de este martes desde su cuenta de Twitter sin ofrecer detalles al respecto.

Aunque en un principio los republicanos habían optado por el silencio, poco a poco los líderes del partido han ido ofreciendo un apoyo matizado a las denuncias del mandatario.

"El presidente está 100 % en su derecho de investigar las acusaciones de irregularidades y sopesar sus acciones legales", aseguró Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado anoche durante una intervención en el Senado.

McConnell se abstuvo de reconocer las proyecciones de los medios que otorgan la victoria a Joe Biden en los comicios del pasado 3 de noviembre.

La actual situación supone un marcado contraste con lo ocurrido hace cuatro años, cuando Trump se impuso a la candidata demócrata, Hillary Clinton.

Apenas unos días después de conocerse el resultado en 2016, Trump era recibido en la Casa Blanca por el entonces presidente saliente Barack Obama (2009-2017), y arrancaba así el proceso de transmisión del poder.

Una escena que parece impensable ahora.

TENSIONES EN EL SENO DEL DEPARTAMENTO DE JUSTICIA

Ante la inusual situación, la agitación interna en las agencias federales es más que evidente.

Pocos minutos después de que el fiscal general de EE.UU., William Barr, ordenase investigar el supuesto fraude en los comicios presidenciales, el director de delitos electorales del Departamento de Justicia, Richard Pilger, anunciaba su dimisión inmediata.

"Habiéndome familiarizado con la nueva norma y sus ramificaciones (...) lamentablemente debo renunciar a mi cargo como director de la División de Crímenes Electorales", anunció Pilger, en una comunicación interna filtrada a medios estadounidenses en la noche del lunes.

Pilger, además, lamentó que la orden de Barr "deroga una norma de 40 años de no interferencia (federal) en investigaciones de fraude electoral durante el periodo anterior al de certificación de las elecciones".

Barr había criticado, precisamente, el rol de la división de Pilger y había obligado a todos los fiscales del Departamento de Justicia a investigar supuestas irregularidades en las pasadas elecciones presidenciales antes de que los resultados sean definitivos.

TRANSICIÓN EN EL AIRE

La agencia gubernamental encargada de iniciar el proceso de transición es la Administración de Servicios Generales (GSA, en inglés), una vez que determina que hay un ganador "aparentemente exitoso" en las elecciones.

Algo que, por el momento, su directora, Emily Murphy, nombrada por Trump, no ha hecho.

Si bien Biden consideró oportuno dar unos días a la Administración Trump para que asimilase la derrota, poco a poco la campaña del presidente electo ve crecer su inquietud ante la postura beligerante del mandatario.

"Creemos que ya ha llegado el momento de que la directora de la GSA certifique con rapidez a Joe Biden y Kamala Harris como presidente y vicepresidenta electa", indicó un asesor de Biden en una llamada telefónica anoche.

Esta certificación es necesaria para que la mecánica de la transición comience a operar, al otorgar acceso a miembros del equipo del presidente electo a información gubernamental y que puedan establecer contacto con los funcionarios de las agencias federales.

Biden considera especialmente necesario este paso ante la gravedad de la crisis del coronavirus, que ha dejado en EE.UU. más de 237.000 muertos.

La campaña del mandatario saliente, así como el Partido Republicano, han interpuesto más de una decena de demandas -algunas ya retiradas- en varios estados denunciando supuestas irregularidades, pero aunque esos casos fuesen ciertos no parecen ser suficientes para revertir el resultado.

Para ganar las elecciones en los tribunales, Trump debería darle la vuelta al escrutinio en Pensilvania, Georgia y Nevada o Arizona, todos ellos estados en los que Biden ya ha sido declarado ganador o lidera el escrutinio de forma clara.

Según los últimos conteos, Biden cuenta con 290 votos en el colegio electoral, por encima de la cifra mágica de 270 que otorga la victoria.

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Mientras el presidente Donald Trump ha pedido reiteradas veces que paren el conteo, su esposa, la primera dama, escribe un mensaje en Twitter diciendo que todo voto legal debe ser contado "para proteger la democracia".

Washington, 8 de noviembre (EFE).- La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, pidió este domingo que se cuente "cada voto legal" y llamó a proteger la democracia del país con "total transparencia", después de que las proyecciones de los medios dieran la victoria electoral al candidato demócrata, Joe Biden.

"El pueblo estadounidense merece elecciones justas. Cada voto legal -no ilegal- debe ser contado. Debemos proteger nuestra democracia con total transparencia", escribió la primera dama en Twitter.

La esposa del presidente estadounidense, Donald Trump, se pronunció después de que Biden fuese declarado ganador de los comicios del 3 de noviembre, resultado que el actual gobernante se ha negado a reconocer.

Trump exigió el pasado jueves en su cuenta de Twitter: "¡PAREN EL RECUENTO!", en letras mayúsculas, y posteriormente reclamó que "¡CUALQUIER VOTO QUE LLEGÓ DESPUÉS DE LAS ELECCIONES NO DEBE SER CONTADO!".

Al respecto, el portavoz de la campaña del republicano, Jason Miller, explicó ese día a la prensa que el mandatario no quiere que se sigan contando las papeletas que llegaron por correo, un recurso que 65 millones de estadounidenses usaron para evitar aglomeraciones en la jornada electoral debido al coronavirus.

Trump se ha posicionado en contra del voto por correo porque los datos muestran que los demócratas usaron esa fórmula en mayor proporción que los republicanos, que prefirieron esperar a la jornada electoral.

El sábado, Twitter, la red social preferida por Trump, marcó como "cuestionado" un tuit del gobernante en el que se declaraba ganador de las elecciones, cuando los principales medios del país ya han proyectado la victoria de Biden.

En su mensaje, Trump prosiguió las acusaciones de días anteriores según las cuales se habrían producido irregularidades en las votaciones y en el escrutinio, pese a que no existen pruebas de ello.

"A los observadores no se les permitió entrar en las salas de cómputo de los votos. Gané la elección, logré 71.000.000 de votos legales. Cosas malas ocurrieron y no se permitió verlas a nuestros observadores. Jamás antes había ocurrido. Se enviaron millones de papeletas por correo a gente que no las había pedido", escribió Trump.

Twitter marcó el mensaje con la nota "Esta acusación de fraude electoral es cuestionada" y evitó esconderlo parcialmente o limitar su difusión como sí ha hecho con decenas de tuits del presidente durante los últimos cuatro días, en los que Trump ha insistido en reclamar la victoria y lanzar acusaciones de fraude.

Biden se presentó el sábado en su discurso de la victoria como el líder conciliador que buscará acabar con la polarización en el país y aseguró que "es el momento de sanar a Estados Unidos".

La victoria de Biden desató celebraciones en distintas ciudades del país, aunque muchos de los partidarios republicanos y el presidente -que este domingo volvió por segundo día consecutivo a su club de golf a las afueras de Washington- se niegan a reconocer los resultados.

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