Washington, 20 de enero (EFE).- El agente Eugene Goodman, uno de los héroes de la Policía del Capitolio que se enfrentaron hace dos semanas a la turba que irrumpió en la sede del Congreso de EE.UU., fue el encargado este miércoles de escoltar a la vicepresidenta, Kamala Harris, durante la ceremonia de investidura.

Goodman, que este miércoles fue presentado como vicesargento en armas en funciones del Senado, un ascenso que se hizo público hoy, adquirió notoriedad después de que fuera uno de los agentes que expulsaron a los asaltantes del Capitolio, que eran seguidores radicales del ahora expresidente del país, Donald Trump.

Un video en el que se veía a Goodman liderado los esfuerzos policiales para expulsar a los atacantes durante el asalto del pasado 6 de enero, en el que murieron cinco personas, se hizo viral en las redes sociales

En esa grabación, se ve a Goodman enfrentándose solo a una turba de partidarios de Trump, únicamente pertrechado con una porra, hasta que llegaron otros agentes.

Las imágenes muestran a Goodman perseguido por los atacantes, mientras se dirige a la segunda planta de la parte del Senado, en el edificio del Capitolio.

En ese momento, Goodman lanza la mirada a una puerta, que es la entrada directa al hemiciclo, donde estaban congregados en ese momento la mayoría de los legisladores, personal del Congreso y varios periodistas.

El agente afroamericano, tras situarse entre esa entrada y la vanguardia de los alborotadores, tentó a los asaltantes para distraerlos y llevarlos al fondo del pasillo, lejos de la puerta del hemiciclo, donde llegaron refuerzos que hicieron frente a los atacantes.

Dos semanas después de su hazaña, Goodman recibió una ovación este miércoles por parte de los asistentes a la ceremonia de investidura de Biden y Harris, cuando se anunció su entrada en el estrado montado frente al Capitolio. Más tarde escoltó a Harris hasta la zona donde le tocaba pasar la investidura.

La semana pasada, un grupo de legisladores demócratas y republicanos presentaron una propuesta para honrar a Goodman, al que describieron como un héroe, con la Medalla de Oro del Congreso por haberles protegido.

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Washington, 20 de enero (EFE).- La joven poeta Amanda Gorman aportó este miércoles fuerza y esperanza a la investidura del presidente Joe Biden, con un emocionante poema que declaró el comienzo de una "era de redención" en Estados Unidos y recordó que "siempre hay luz", incluso en los momentos más oscuros.

Gorman, de 22 años, conmovió durante más de cinco minutos a los cientos de asistentes a la investidura de Biden, con unos versos en los que trabajó durante semanas pero que no remató hasta después del asalto al Capitolio del 6 de enero, inspirada por la necesidad del país de encontrar consuelo.

"Siempre hay luz, si somos lo suficientemente valientes para verla, si somos lo suficientemente valientes para encarnarla", dijo Gorman al concluir su poema.

La poeta afroamericana es la más joven que ha pronunciado un poema en una investidura presidencial en Estados Unidos, y recibió alabanzas casi inmediatas al terminar de recitar su obra, titulada "La colina que escalamos".

"Aunque la democracia puede ser periódicamente retrasada, nunca puede ser permanentemente derrotada", afirmó la autora, que es la primera poeta joven galardonada a nivel nacional de la historia de Estados Unidos.

Gorman tuvo algo de bloqueo creativo cuando escribía su poema hasta que se produjo el ataque al Congreso, cuando vio con claridad el mensaje solemne pero optimista que quería enviar al país, según explicó a varios medios de comunicación.

"Para poner primero nuestro futuro, antes tenemos que dejar de lado nuestras diferencias, dejar las armas para poder alcanzar los brazos de los otros", subrayó ante el Capitolio, poco después de que Biden pronunciara su primer discurso como presidente.

Su poema sonó como un respiro de alivio tras la Presidencia de Donald Trump, y celebró la entrada en una "era de redención" de "un país que no está roto, sino simplemente inacabado".

"Nunca más sembraremos la división", confió.

La ahora primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, fue quien pidió incluir a Gorman en la ceremonia de investidura después de ver un vídeo de una declamación que la joven había dado en Washington, reveló el diario The New York Times.

Gorman creció en Los Ángeles, donde su madre es profesora en una escuela, y enseguida se enamoró de la poesía, escribiendo en diarios en el patio del colegio, hasta que con solo 16 años le dieron el premio a la mejor poeta joven de la ciudad californiana.

"Ahora más que nunca, Estados Unidos necesita un poema inaugural", dijo Gorman en una entrevista con el New York Times.

"La poesía es normalmente la piedra angular a la que volvemos cuando tenemos que recordar la historia sobre la que nos alzamos, y el futuro que defendemos", añadió.

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Washington, (EFE).- La Policía del Capitolio arrestó a un hombre que intentó entrar en el perímetro cercado del centro de Washington con al menos un arma y más de 500 balas, pero el detenido aseguró este sábado que se había perdido y que no era su intención traer munición a la capital.

El arresto se produjo en un momento de alta tensión en todo el país, pero especialmente en la capital estadounidense, cuyo centro se ha convertido en una fortaleza blindada ante el riesgo de nuevos ataques armados en los días previos a la investidura el miércoles del presidente electo de EE.UU., Joe Biden.

La detención se produjo pasadas las 18:30 del viernes (23:30 GMT), cuando el hombre, identificado como Wesley Allen Beeler, se aproximó a un punto de control policial situado cerca del Capitolio, uno de los muchos ubicados alrededor del perímetro de seguridad que impide entrar en el centro de la capital.

Beeler, de 31 años y residente en Front Royal (Virginia), presentó a los policías una acreditación aparentemente falsa para acceder al perímetro con motivo de la investidura, y reveló que tenía en el vehículo una pistola semiautomática Glock, que resultó estar cargada con 17 balas, según fuentes policiales.

"UN ERROR INOCENTE"

Después del arresto, la Policía se hizo con el arma, con otras 509 balas, 21 cartuchos de escopeta y un cargador para la pistola, indica un informe del Departamento de Policía de Washington al que tuvieron acceso CNN y el diario The New York Times.

Beeler fue arrestado por posesión de un arma no registrada y de munición no registrada, y compareció este sábado ante un juez de Washington, que le concedió la libertad provisional y le ordenó no volver a la ciudad excepto para las audiencias judiciales del caso.

En una entrevista este sábado con el diario The Washington Post, Beeler afirmó que había llegado a la capital para trabajar como agente de seguridad privado para una empresa durante la investidura, y que la acreditación que mostró a los policías era la que le había dado esa compañía.

"Fue un error inocente", aseguró Beeler, quien dijo que se acercó a los agentes tras haberse "perdido" en la ciudad, que sí tiene licencia para llevar armas, pero la había olvidado en casa, y que no es cierto que llevara más de 500 balas en el automóvil, como afirma la Policía.

SIN INCIDENTES ESTE SÁBADO

Washington y las capitales de los 50 estados del país se encuentran en alerta máxima este fin de semana, después de que un boletín del FBI indicara que tenía información sobre "protestas armadas" previstas en toda la nación entre este sábado y el miércoles 20.

Esas pistas en las redes sociales apuntaban a la posibilidad de un segundo asalto al Congreso de EE.UU. tras el registrado el pasado 6 de enero, así como a edificios de capitolios estatales en las capitales de cada estado.

Como consecuencia, todos los estados del país han tomado medidas: Texas clausuró su capitolio estatal durante varios días, Michigan activó su Guardia Nacional y California ordenó erigir una cerca de alambre en torno a su congreso estatal en la ciudad de Sacramento.

A última hora de la tarde de este sábado no se habían producido incidentes importantes, aunque sí hubo pequeñas protestas de seguidores del presidente saliente Donald Trump en al menos dos estados: Texas y Minnesota.

En Austin, la capital de Texas, un grupo reducido de manifestantes armados se congregaron frente al Capitolio sin que se produjera ningún enfrentamiento; mientras que en Minnesota, unos 50 seguidores de Trump se presentaron ante un congreso estatal rodeado por cientos de agentes de seguridad.

Mientras, la red social Facebook anunció este sábado que prohibirá temporalmente, hasta después de la investidura de Biden, aquellos anuncios que promocionen accesorios para armas y otros objetos militares.

Se espera que hasta 25.000 militares de la Guardia Nacional estén activos en Washington para el miércoles -el quíntuple de los soldados desplegados ahora en Afganistán e Irak-, lo que convertirá la investidura de Biden en la que cuenta con mayor despliegue de seguridad de la historia de Estados Unidos.

 

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Washington, 20 de enero (EFE).- A Mike Pence le tocó este miércoles pasar el trago amargo de representar al Gobierno saliente de EE.UU. en la toma de posesión del demócrata Joe Biden y de su sucesora en la Vicepresidencia, Kamala Harris, en ausencia de su jefe, Donald Trump.

Pence, que durante cuatro años fue el fiel escudero de Trump, acabó su período como vicepresidente alejado del mandatario, tanto en lo personal como en lo físico, ya que este había partido horas antes del frío Washington a su soleada mansión de Palm Beach, en Florida.

Las cosas entre ambos aparentemente habían ido bien desde que Pence ayudó a Trump a ganar las elecciones de 2016 aportando a la fórmula presidencial el voto del conservadurismo cristiano, almorzando juntos casi a diario en la Casa Blanca.

ASCENSIÓN Y POSTERIOR CAÍDA EN DESGRACIA

Pence, un poco conocido gobernador y congresista republicano de Indiana hasta entonces, parecía servir hasta cierto punto, con su sensatez, de anclaje y equilibrio a las salidas de tono de un gobernante que desconocía los entresijos de la política de Washington.

Pero el aliado incondicional de Trump durante los últimos cuatro años cayó definitivamente en desgracia para el gobernante cuando se negó a seguir sus indicaciones y, en una maniobra desesperada, rechazar los resultados del Colegio Electoral que daban la victoria a Biden.

Fue el pasado 6 de enero, el día en que se produjo el ataque de los seguidores radicales de Trump al Capitolio para interrumpir una sesión presidida por Pence para confirmar la victoria del demócrata.

"Todo lo que Mike Pence tiene que hacer es enviar (los votos del Colegio Electoral) de vuelta a los estados y GANAREMOS. Hazlo, Mike ¡Es el momento de la valentía extrema!", fue la inédita petición de Trump en un tuit.

Hasta ese momento Pence había apoyado las denuncias sin fundamento de que habían sido objeto de un "fraude masivo" con que Trump machacaba a sus seguidores desde antes incluso de que se supiera su derrota electoral, pero esto era pasar una línea roja.

APOYAR Y DEFENDER LA CONSTITUCIÓN

Consciente de no tener capacidad legal para cumplir las órdenes de su jefe y del disparate de la petición, Pence mandó un mensaje tranquilizador a los legisladores:

"Es mi juicio meditado que mi juramento de apoyar y defender la Constitución me impide reclamar autoridad unilateral para determinar qué votos electorales deben contarse y cuáles no".

La respuesta de Trump, también por Twitter, fue llamar cobarde a su discreto vicepresidente por no haber cumplido su petición.

A partir de ahí, el alejamiento total. Fue Pence quien primero condenó la violencia del asalto al Capitolio y el que, en contacto con el Pentágono y las autoridades de la capital, ayudó a coordinar el despliegue de la Guardia Nacional y de otras fuerzas para recuperar el control de Washington DC.

Pese al alejamiento, Pence, que llevaba cuatro años defendiendo a Trump con diligencia en numerosos escándalos, mantuvo su fidelidad al mandatario y se negó a su destitución fulminante.

Tras la algarada de los seguidores de Trump después de que este los arengara instándolos a ir al Capitolio y hacer una demostración de fuerza, los demócratas del Congreso llamaron a Pence a recurrir la Enmienda 25 de la Constitución y destituirlo.

Pero Pence, que por una vez contaba con todo el protagonismo y la atención, se negó.

Esa medida requería también el apoyo de una mayoría de los miembros del Gabinete, algunos de los cuales ya habían abandonado a Trump, en protesta por la actitud del mandatario ante el intento de alterar el orden constitucional.

Todo derivó en un segundo proceso de destitución contra el presidente, acusado de "incitar a la insurrección", que se debe ventilar en el Senado.

CRISTIANO Y CONSERVADOR

Con sus acciones, Pence demostró seguir fiel a sus valores de "cristiano y conservador", sin perder la calma.

Tampoco perdió la calma durante uno de los momentos más complicados de la Presidencia de Trump: el primer juicio político al que fue sometido el ya exmandatario hace un año por obstrucción a la Justicia y abuso de poder en el caso de las presiones a Ucrania.

En esa ocasión existía la posibilidad de que, de haber sido condenado Trump, a Pence le hubiera correspondido asumir el cargo, un peligro que ahora no existe en el nuevo juicio, pues lo único que se juega el magnate es la inhabilitación para ocupar nuevos cargos públicos.

Se desconocen los planes políticos de Pence, que de momento vuelve a su vida ordenada, con su esposa de hace más de 30 años, Karen, una educadora y pintora de acuarelas, y sus tres hijos.

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Los Ángeles/Nueva York, 13 ene (EFE).- Estados Unidos promedió 3,300 muertes diarias en la última semana, después de registrar este martes otro récord de fallecimientos en un día, 4,327, según datos del recuento de la Universidad Johns Hopkins publicados este miércoles.

El promedio diario de los últimos siete días significa un aumento del 217 % desde mediados de noviembre, de acuerdo con la misma fuente, cuyas cifras también apuntan a que los cinco picos más altos de fallecimientos desde el inicio de la pandemia se han registrado en las primeras semanas de 2021.

De hecho, la única vez, junto a la jornada de este martes, que el número de muertes superó la barrera de las 4,000 en Estados Unidos fue el pasado 7 de enero, cuando 4,194 personas fallecieron por coronavirus.

CALIFORNIA, EPICENTRO ACTUAL

Si bien al inicio de la pandemia el epicentro en Estados Unidos se situó en Nueva York, en los últimos meses ha sido el estado de California el más afectado, tanto en número de contagios como de muertes.

Aproximadamente, y según datos oficiales, el 13,5 % de los diagnósticos en ese estado son ahora positivos, lo que se traduce en más de 43.000 casos diarios.

Además, California ha sufrido unos 519,6 decesos al día, un aumento del 116, 4 % con respecto a hace dos semanas, según datos del diario Los Angeles Times.

Dentro del estado, el condado de Los Ángeles es precisamente el más impactado con más de 944.000 positivos y 12.674 muertes registradas.

Pese a la gravedad de la situación, el ritmo de vacunaciones en EE.UU. continúa siendo más lento de lo esperado, según el propio gobernador de California, Gavin Newsom, y el alcalde de la ciudad angelina, Eric Garcetti.

Para tratar de solucionar esta lentitud, Los Ángeles habilitará esta semana el estadio de los Dodgers, del equipo local de béisbol, como un punto para administrar la vacuna contra la covid-19.

NUEVA YORK REACCIONA

La ciudad de Nueva York ha respondido también a esta falta de ritmo en las vacunaciones al inaugurar esta semana varios centros que permanecen abiertos 24 horas para inyectar al mayor número de personas posibles, como el de Brooklyn Army Terminal, que tiene capacidad para inocular a unos 2.000 ciudadanos al día.

Se trata de una instalación al aire libre, conformada por una treintena de pequeñas casetas en las que los neoyorquinos son atendidos por dos personas: una que registra todos los datos del paciente en un ordenador, y otra que explica detalladamente el procedimiento e inyecta el suero.

Después, el recién inoculado pasa a una "zona de observación", una austera área delimitada con láminas de plástico que no ofrecen ningún cobijo de las bajas temperaturas del invierno de la Gran Manzana, y en la que se han dispuesto sillas negras de plástico, distanciadas entre sí.

Tras un cuarto de hora, y si el paciente no ha mostrado ningún efecto secundario preocupante, es libre de marcharse.

En total, EE.UU. registra casi 23 millones de casos positivos y 383.388 muertes.

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Nueva York, 20 de enero (EFE).- Jill Biden, la flamante primera dama de Estados Unidos, hará historia al mantener su empleo de profesora pese a las demandas de su nuevo rol, en el que marcará a buen seguro un fuerte contraste con su predecesora, Melania Trump.

Jill Biden, de 69 años, ha dedicado su vida a la educación. Comenzó como maestra de secundaria para niños con necesidades especiales y durante la vicepresidencia de su marido en 2009 compaginó una apretada agenda institucional con su trabajo de profesora de inglés en un colegio universitario en Virginia, donde como primera dama seguirá desempeñando su trabajo.

Esa decisión, la de seguir manteniendo su independencia laboral, además de mantenerse al frente de la oficina de la primera dama, es histórica.

"Para mi es difícil considerar mi decisión en términos históricos, porque ya enseñé durante los ocho años en los que fui segunda dama", explicó el mes pasado en una entrevista con el humorista Stephen Colbert.

Pese a la intensa carrera política de Joe Biden, que intentó optar a la Presidencia en varias ocasiones y fue vicepresidente de Barack Obama durante ocho años, Jill ha desarrollado su carrera como docente y ha sido durante este difícil año una defensora de la importancia de los educadores durante la pandemia.

La primera dama obtuvo en 2007 un doctorado en educación, un título por el que trabajó durante seis años, pero que recientemente fue objeto de críticas misóginas de un columnista de opinión del diario Wall Street Journal.

La columna, repleta de comentarios machistas, criticaba a Jill Biden -que públicamente ha dicho que su doctorado es uno de los logros que más le enorgullecen-, por usar públicamente ese título honorífico que posee, pese a no ser "médico ni haber ayudado a traer a alguien al mundo".

La exprimera dama Michelle Obama respondió a aquellas críticas recordando que "no hay mejor ejemplo" de persona trabajadora que Jill.

"Durante ocho años vi a la doctora Jill Biden hacer lo que muchas mujeres profesionales hacen a diario. Gestionar con éxito más de una responsabilidad, desde sus obligaciones como docente a sus obligaciones oficiales en la Casa Blanca o su rol de madre, esposa y amiga", señaló Michelle Obama.

Ese ataque es un aperitivo de lo que le espera a Jill Biden en la Casa Blanca, dando forma a un papel en ocasiones ingrato, que ha sido tratado dentro los corsés reservados tradicionalmente para la mujer y que otras primeras damas han querido reformar.

Jill y Joe se conocieron en 1975 en una cita organizada por el hermano del segundo. Jill estaba aún terminando su grado de inglés en la Universidad de Delaware y se estaba separando de su primer marido. Joe Biden venía de pasar tres duros años tras la muerte de su primera esposa, Neilia Hunter Biden, en un accidente de tráfico, en el que también falleció su hija Naomi, aún una bebé.

Ambos contrajeron matrimonio en 1977 en una discreta ceremonia católica en la capilla de las Naciones Unidas en Nueva York.

Jill vino a reemplazar el vacío de la familia Biden para convertirse, no solo en esposa del entonces senador, sino también en madre para sus hijos, Beau y Hunter. "Puso las piezas de nuevo juntas. Me devolvió la vida y una familia", aseguró Joe Biden en una entrevista.

Tras cuatro años de matrimonio, nació la única hija de ambos: Ashley Biden, activista y trabajadora social muy cercana al recién investido presidente.

Jill, que creció en el seno de una familia de clase media en Filadelfia, ha intentado mantener un rol discreto e independiente de la política que ha vivido a diario durante décadas, primero en los años de su marido como senador y posteriormente como vicepresidente.

Sus estudiantes la llaman "Doctor B" y pronto se enfrentarán al dilema de tratar con la primera dama de Estados Unidos, que compaginará una agenda de trabajo que podría poner prioridad a asuntos como la lucha contra el cáncer, la pandemia del coronavirus o la infancia.

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Washington, 13 ene (EFE).- La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este miércoles la apertura de un nuevo juicio político contra el presidente saliente, Donald Trump, en esta ocasión bajo la acusación de "incitación a la insurrección" por el asalto de la semana pasada al Capitolio.

En una semana de sucesión de jornadas históricas en Washington, la Cámara Baja vivió otra más en la que confirmó lo prometido y abrió formalmente el segundo proceso de enjuiciamiento político a Trump.

Con esto Trump se convirtió en el primer presidente en los más de 200 años de existencia de EE.UU. que es enjuiciado políticamente en dos ocasiones.

La votación salió adelante gracias a la mayoría demócrata, aunque se sumaron diez legisladores republicanos, quienes reconocieron que la actuación del mandatario respecto al asalto al Capitolio el pasado miércoles no estuvo a la altura de las exigencias del cargo de presidente.

El proceso iniciado en la Cámara Baja promete obligar al Senado -ahora en receso- a someter a Trump a un juicio político que se desarrollará cuando el presidente electo, el demócrata Joe Biden, ya esté en el poder, y que por tanto no tendrá como principal objetivo la destitución del mandatario, sino su posible inhabilitación para ejercer futuros cargos políticos.

Washington volvió hoy a mostrar imágenes impensables para la capital de EE.UU., como fueron las de los legisladores por los pasillos del Legislativo entre docenas de miembros de la Guardia Nacional tumbados descansando en los fríos suelos de mármol del Capitolio como parte del masivo dispositivo de seguridad.

"EL PRESIDENTE ES UN PELIGRO PARA EEUU"

En su contundente intervención de apertura del debate, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, subrayó que Trump "debe irse" ya que es "un peligro claro y presente".

"Sabemos que el presidente de EE.UU. incitó esta insurrección, esta rebelión armada contra nuestro país común. Debe irse. Es un peligro claro y presente para la nación que todos amamos", sostuvo Pelosi en el pleno de la Cámara.

Por su parte, la mayoría de la bancada de legisladores republicanos se opuso a la medida bajo el argumento de que el juicio político contra Trump solo contribuye a avivar las llamas de la "división" en los difíciles momentos que atraviesa el país.

"Este no es el camino si queremos recuperar la unidad. Es momento de buscar la curación. Paremos este juicio político", replicó Jeff van Drew, legislador republicano por Nueva Jersey.

CONTRADICTORIOS MENSAJES DE TRUMP

Durante las intervenciones, Trump emitió un comunicado, una tradicional herramienta a la que tuvo que recurrir dado su suspensión de las redes sociales, en el que pidió a sus seguidores no incurrir en "violencia" ante las múltiples informaciones que apuntan a nuevas concentraciones armadas antes de la investidura, dentro de una semana, del mandatario electo, Joe Biden.

"Ante las informaciones sobre nuevas manifestaciones, urjo a que no debe haber NADA de violencia, NADA de romper la ley y NINGÚN vandalismo de ningún tipo", dijo Trump en la breve nota difundida por la Casa Blanca.

Su nuevo mensaje llega dos días después de que el Buró Federal de Investigación (FBI) advirtiera de que seguidores radicales de Trump planean "protestas armadas" en los 50 estados del país entre el día 16 y el 20, cuando tomará posesión Biden.

Trump ha mandado mensajes contradictorios sobre el asalto de sus seguidores al Capitolio: durante el ataque les describió como "gente muy especial", pero después intentó distanciarse de ellos y condenar la violencia.

Este martes, Trump evitó asumir ningún tipo de responsabilidad por lo ocurrido y defendió como "totalmente apropiado" el discurso que dio antes del asalto al Capitolio, en el que instó a sus seguidores a dirigirse al Congreso para evitar que los legisladores ratificaran la victoria de Biden.

EL CENTRO DE WASHINGTON, MILITARIZADO

Estados Unidos vive una tensión política sin precedentes recientes después del violento asalto al Capitolio de la pasada semana por una turba de seguidores de Trump, que dejó cinco muertos.

El mandatario saliente ha criticado el nuevo juicio político en su contra como algo "absolutamente ridículo" y "una continuación de la mayor caza de brujas de la historia de la política".

Todo ello a menos de una semana de que se lleve a cabo la ceremonia formal de traspaso de poder, prevista para el 20 de enero, en la que el demócrata Joe Biden asumirá la Presidencia.

En una muestra de la creciente preocupación, la popular plataforma digital de alquileres vacacionales Airbnb anunció hoy la "cancelación" de todas las reservas en el área de Washington durante la próxima semana para evitar la llegada de grupos de odio a la capital estadounidense.

Las autoridades han efectuado ya un enorme despliegue policial en Washington, con más de 10.000 efectivos, y levantando vallas en torno al Capitolio, en cuyas escalinatas se llevará a cabo la ceremonia de investidura, para evitar las escenas de la caótica jornada del pasado miércoles que dieron la vuelta al mundo.

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Los Ángeles, 20 de enero (EFE).- A la vez que Kamala Harris se convirtió este miércoles en la primera vicepresidenta de Estados Unidos, su esposo, Douglas Emhoff, entró también en los libros de historia al iniciar su andadura como primer "segundo caballero" del país en los 232 años de democracia estadounidense.

Emhoff (1964), un abogado experto en entretenimiento, nació y creció en Brooklyn (Nueva York) hasta los 17 años, momento en el que se trasladó con su familia a California, estado que fue su hogar desde entonces y hasta llegar hoy a Washington D.C.

En la costa oeste se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad del Sur de California, se casó con su primera esposa, Kerstin Emhoff, tuvo dos hijos, Cole y Ella, trabajó en varios despachos de abogados hasta convertirse en socio de DLA Piper y en 2013, tras divorciarse, conoció a su actual mujer, Kamala Harris.

UNA "CITA A CIEGAS" QUE TERMINÓ EN MATRIMONIO

La flamante vicepresidenta de EE.UU. aceptó el consejo de una amiga cercana para quedar por primera vez con Emhoff en una "cita a ciegas", cuando ella era la fiscal general de California, según han contado ambos varias veces en entrevistas sobre el inicio de su relación.

De acuerdo a su relato, Emhoff tomó la iniciativa tras ese primer encuentro y mandó un correo electrónico a Harris con una lista con todas las fechas disponibles de su calendario para seguir viéndose con ella y con el mensaje: "Quiero ver si podemos hacer que esto funcione".

Sobre esa primera cita escribió el propio Emhoff en un artículo publicado este martes en la revista GQ: "En el momento en que conocí a Kamala supe que estaba enamorado. No solo por quién es ella, la mujer cálida, divertida y compasiva que fundamenta a nuestra familia, sino también por la profunda determinación con la que lucha por las causas en las que cree".

Y funcionó, ya que un año después de esa primera cita decidieron casarse en una ceremonia "súper íntima", según Harris, en un juzgado de Santa Bárbara (California, EE.UU.).

Después de la boda, Harris se convirtió oficialmente en la madrastra de Cole y Ella, que se refieren ahora a ella como "Momala", un juego de palabras entre la palabra "mom" (mamá) y Kamala.

DEJÓ SU TRABAJO PARA CENTRARSE EN SU NUEVO ROL

Seis años después de su boda, Harris fue elegida por el ahora presidente, Joe Biden, como su compañera de fórmula para las elecciones y Emhoff decidió dejar "temporalmente" su puesto en el importante bufete de abogados centrado en entretenimiento y propiedad intelectual, en el que tiene clientes como el jugador de fútbol americano Willie Gault y empresas como Merck y Walmart, según la Revista Oprah.

Tras la victoria electoral de noviembre, Emhoff anunció que dejaría definitivamente su lugar de trabajo a partir de hoy, 20 de enero, con la toma de posesión de Biden y Harris como nuevos mandatarios de EE.UU.

De este modo, Emhoff podrá centrarse en su nuevo rol como primer "segundo caballero" de la historia, posición desde la que espera tener impacto y generar confianza "en las instituciones del país y en el extranjero", según su artículo en GQ.

Además de su cargo oficial, el neoyorquino también dará clases de derecho en la Universidad de Georgetown, en Washington, una de las más prestigiosas del país.

"Puede que sea el primer 'segundo caballero', pero sé que no seré el último", aseguró.

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Washington, 12 de enero (EFE).- El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, descartó este martes que vaya a invocar la Enmienda 25 de la Constitución para destituir al presidente saliente, Donald Trump, después del violento asalto al Capitolio por parte de seguidores del gobernante.

"No creo que tal curso de acción sea en el mejor interés de nuestra Nación o sea consistente con nuestra Constitución", señaló Pence en una misiva dirigida a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, cuando esa instancia se dispone a votar una resolución que insta al vicepresidente a activar ese procedimiento.

Bajo la Sección Cuatro de esa enmienda, el vicepresidente y la mayoría del Gabinete pueden declarar al presidente inhabilitado para dirigir el país.

Si el mandatario se opusiera a ello y no hubiera acuerdo, el Congreso dirimiría las diferencias.

"La semana pasada, no cedí a la presión para ejercer más allá de mi autoridad constitucional para determinar el resultado de las elecciones y ahora no cederé a los esfuerzos de la Cámara de Representantes para jugar juegos políticos en un momento tan serio en la vida de nuestra nación", puntualizó Pence.

El vicepresidente hizo así una tácita alusión a las presiones de Trump para que se arrogara unos poderes que no le correspondían bajo la Constitución e interfiriera la sesión de ambas cámaras del Congreso convocada para ratificar la victoria de Joe Biden en los comicios de noviembre pasado.

Pence advirtió que usar esa enmienda, creada tras el asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963 y en medio de la Guerra Fría para proteger al Gobierno en supuestos como enfermedad repentina del mandatario, "sentaría un terrible precedente".

"Le insto a usted y todos los miembros del Congreso a evitar acciones que dividirían e inflamarían aún más las pasiones del momento", agregó el segundo a bordo de la Casa Blanca, e invitó a la líder de la Cámara Baja a trabajar juntos "para bajar la temperatura y unir a nuestro país" mientras se preparan para la posesión de Biden.

"Les prometo que continuaré haciendo mi parte para trabajar de buena fe con la Administración entrante para asegurar una transición ordenada del poder", concluyó.

Horas antes, en un discurso durante su visita al muro en la frontera con México, Trump dijo este martes que hay "cero riesgo" de que le destituya su gabinete bajo el proceso establecido en la Enmienda 25 de la Constitución.

"La Enmienda 25 supone cero riesgo para mí, pero le pasará factura a Joe Biden y su Administración. Como dice la expresión, ten cuidado con lo que deseas", afirmó Trump, sin aclarar a qué se refería, dado que el presidente electo no ha llegado a pedir explícitamente que se active ese mecanismo.

Tras el asalto al Capitolio, que causó cinco muertos, entre ellos un policía, Washington se reforzará con más de 10.000 miembros de la Guardia Nacional con miras a la ceremonia de investidura de Biden, el 20 de enero.

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Washington, 20 de enero (EFE).- El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, destacó este miércoles que "han sido cuatro años increíbles" los de su Gobierno y apuntó al futuro al asegurar que volverá "de algún modo", en su despedida horas antes del final de su mandato.

"Estaremos de vuelta de algún modo", afirmó a sus seguidores en la base aérea Andrews, en Maryland, a las afueras de Washington, antes de subirse por última vez al avión presidencial Air Force One rumbo a su mansión privada en Palm Beach (Florida).

"Han sido cuatro años increíbles - agregó- No fuimos una Administración normal".

Asimismo, entre sonrisas, lanzó un dardo a su sucesor, el demócrata Joe Biden, a quien no citó por su nombre.

"Espero que no les suban los impuestos. Y si lo hacen, yo se los advertí", sostuvo.

"Estaré observando (....) tengan una buena vida, nos vemos pronto", concluyó.

Trump abandonó este miércoles la Casa Blanca por última vez como gobernante a primera hora junto a su esposa, Melania, en el helicóptero presidencial, Marine One, pocas horas antes de la toma de posesión de Biden.

El magnate neoyorquino rompió así la tradición y no estará presente en la ceremonia de investidura de su sucesor.

Trump no ha reconocido la derrota en las elecciones de noviembre pasado y sigue denunciando, sin evidencia, haber sido objeto de un "fraude electoral".

Con su salida de la Casa Blanca, concluyen cuatro años turbulentos marcados por la polémica en los que pasará a la historia como el primer presidente de EE.UU .al que se le han abierto dos procesos de enjuiciamiento político, el segundo de los cuales está aún pendiente de ventilarse en el Senado.

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Nueva York, 7 de enero (EFE).- El presidente saliente Donald Trump ha hablado recientemente con varios colaboradores sobre la posibilidad de perdonarse a sí mismo de forma preventiva, con el fin de eludir posibles investigaciones una vez abandone la Casa Blanca, según informó este jueves The New York Times (NYT).

El diario, que cita a dos fuentes anónimas con conocimiento de las conversaciones, señala que Trump ha sacado el asunto a relucir en varias ocasiones desde su derrota electoral y ha preguntado a miembros de su equipo sobre los efectos jurídicos y políticos que podría tener la medida.

Según el NYT, no está claro si el mandatario volvió a abordar la cuestión después del asalto de sus simpatizantes al Capitolio este miércoles, que se produjo después de que el propio Trump les animase a ir a la sede del legislativo para denunciar un supuesto fraude electoral que clama sin aportar pruebas.

Que un presidente se perdone a sí mismo sería algo inédito en la historia de Estados Unidos, pero Trump ya ha hablado en público repetidamente sobre esa opción, defendiendo que tiene el "derecho absoluto" a hacerlo, algo que cuestionan numerosos expertos.

El líder republicano planteó esa opción especialmente durante la investigación de la llamada trama rusa, que indagó los supuestos lazos entre Rusia y su campaña en las elecciones de 2016.

El caso se cerró sin que Trump fuese acusado de ningún delito por unas normas del Departamento de Justicia que establecen que un jefe de Estado no puede ser imputado mientras está en el poder.

Sin embargo, el fiscal especial del caso, Robert Mueller, insistió en todo momento en que el mandatario no fue exonerado, lo que hace que potencialmente pueda ser enjuiciado cuando deje la Casa Blanca.

Según algunos analistas, Trump podría enfrentarse también a algún tipo de responsabilidad ante la Justicia por haber presionado a la máxima autoridad electoral de Georgia para que manipulara los resultados de los comicios de noviembre o por incitación a la violencia en el asalto al Capitolio.

Tras su derrota en las elecciones, Trump ya perdonó al general Michael T. Flynn, su primer asesor de seguridad nacional y quien se declaró culpable de haber mentido al FBI sobre sus contactos con agentes rusos, y a otras dos personas implicadas en la misma trama.

Además, según el NYT, el presidente saliente está considerando perdones preventivos para varios miembros de su familia -incluidos sus hijos Donald Trump Jr., Eric Trump e Ivanka Trump-, para el marido de esta última y asesor de la Casa Blanca, Jared Kushner, y para otras figuras cercanas como el abogado de Trump, Rudolph Giuliani.

Los perdones presidenciales se aplican a los casos federales, por lo que no afectarían a investigaciones por posibles violaciones de leyes estatales, como la que hay abierta en Nueva York contra Trump por supuestas irregularidades financieras de su empresa.

En toda la historia, el único presidente estadounidense que recibió un perdón fue Richard Nixon, que lo obtuvo del que fuera su vicepresidente, Gerald Ford, un mes después de dejar el poder y cubriendo todos los posibles crímenes cometidos durante su Presidencia, marcada por el escándalo del "Watergate".

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Washington, 19 ene (EFE).- El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta electa, Kamala Harris, homenajearon este martes a las más de 400.000 víctimas mortales que ha dejado la pandemia en el país, en la víspera de su investidura en Washington.

En su primer acto en Washington, adonde acababa de llegar desde Delaware, Biden se acercó al monumento a Lincoln, uno de los más icónicos de la capital, junto a Harris y los esposos de ambos, Jill Biden y Doug Emhoff, respectivamente.

"Para sanar tenemos que recordar, y es difícil a veces recordar, pero así es como sanamos. Es importante hacer eso como país", dijo Biden, horas después de que la cifra de muertos en el país superara los 400.000.

A continuación, el presidente electo pidió "hacer brillar la luz sobre la oscuridad", y acto seguido se iluminó el contorno del estanque reflectante situado frente al monumento a Lincoln.

Biden, Harris y sus respectivas parejas guardaron silencio ante el estanque, iluminado con 400 luces que representaban las vidas perdidas debido a la enfermedad, mientras sonaba la canción "Hallelujah", de Leonard Cohen.

Poco antes, Harris describió a Estados Unidos como "una nación de luto", pero confió en que el país pueda emerger de la pandemia con una "nueva sabiduría", que permita "apreciar los momentos simples, imaginar nuevas posibilidades y abrir los corazones".

"Esta noche nos unimos y empezamos a sanar juntos", dijo la vicepresidenta electa.

Cientos de ciudades, pueblos y tribus del país se apuntaron al tributo a las víctimas e iluminaron a la misma hora (las 17:30, 22:30 GMT) sus monumentos más icónicos, como el Empire State en Nueva York o el Space Needle en Seattle, además de hacer sonar las campanas de sus iglesias.

En la ceremonia de Washington también cantó la canción "Amazing Grace" una enfermera de Detroit (Michigan) llamada Lori Key, que se hizo famosa por interpretar el mismo tema para animar a sus compañeros que combatían la covid-19.

Biden tomará posesión como presidente de Estados Unidos este miércoles a las 12.00 (17:00 GMT), en una ceremonia en el Capitolio sin apenas público y bajo estrictas medidas de seguridad.

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Washington, 7 de enero (EFE).- El consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció este jueves el bloqueo "indefinido" de la cuenta del presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, tras los disturbios ocurridos en Washington y el asalto al Capitolio por miles de sus seguidores.

"Creemos que los riesgos de permitir que el presidente continúe utilizando nuestro servicio durante este periodo son simplemente demasiado grandes", sostuvo Zuckerberg en un comunicado.

"Por ello -agregó - estamos extendiendo el bloqueo que pusimos sobre sus cuentas de Facebook e Instagram de manera indefinida y hasta al menos las próximas dos semanas hasta que la transición de poder pacífica se complete".

Zuckerberg recalcó que la decisión del mandatario "de condonar en lugar de condenar las acciones de sus seguidores en el Capitolio han molestado con razón a la gente de EE.UU. y del mundo".

El gigante tecnológico ya había impedido el miércoles que Trump publicara en su plataforma durante 24 horas, pero ahora estableció un bloqueo "indefinido".

Twitter tiene previsto reabrir la cuenta del mandatario este jueves después de aplicase una suspensión temporal de 12 horas tras lo sucedido en el Congreso de EE.UU.

Esta red social, la favorita de Trump, advirtió el miércoles que de darse nuevas violaciones de sus normas de civismo y contra la violencia por parte del gobernante conllevarán la suspensión permanente de su cuenta de Twitter.

Tras una de las jornadas más convulsas de la historia de EE.UU., el Congreso estadounidense ratificó este jueves el resultado de las elecciones de noviembre, y el presidente saliente, Donald Trump, se comprometió finalmente con una "transición ordenada" del poder al mandatario electo, Joe Biden.

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